¿Quién no ha tenido un cambio en su vida? Todos y cada uno de nosotros estamos expuesto a innumerables cambios a lo largo de nuestra vida, unos son buenos y otros difíciles de afrontar. Esto es algo que afecta al estado anímico, la mayoría de las emociones básicas se encuentran conectadas a las sensaciones de alta actividad en la zona del pecho, provocando un cambio en la respiración o en el ritmo cardíaco.
Los/as niños/as deben de saber la verdad, deben de ser conscientes de que en la vida van ocurriendo situaciones diferentes y que no todas serán de su agrado.
¿Por qué retrasar el que un niño sepa la verdad de la nueva situación? ¿Por qué adornar lo que está ocurriendo? Es real que a los/as niños/as un cambio en su día a día les puede causar ansiedad, al igual que a muchas personas mayores. Hacerse a la idea de que las cosas han cambiado requiere la madurez que algunos aún no han llegado a superar, se muestran intranquilos y simplemente necesitan el apoyo incondicional de sus personas de referencia, es decir, su familia. Aun así, los/as niños/as deben de saber la verdad, deben de ser conscientes de que en la vida van ocurriendo situaciones diferentes y que no todas serán de su agrado. Además, tienen que aprender que cada cambio, viene acompañado de algo que desconocen y con lo que tienen que aprender a convivir, espacios o personas que echarán de menos o que tienen que empezar a introducir en sus vidas.
Según la edad que tenga y su forma de ser, los cambios pueden afectar de un modo u otro.
Contarle a un/a niño/a la realidad es ayudarle a madurar emocionalmente. Según la edad que tenga y su forma de ser, los cambios pueden afectar de un modo u otro. Una mudanza, una enfermedad, el nuevo trabajo de papá o mamá, un cambio de colegio, la separación de los padres, la muerte de un familiar, la llegada de un nuevo miembro a la familia, la llegada de un hermano o hermana, etc, pueden llevar a los/as niños/as a experimentar muchos sentimientos antes desconocidos, aquellos que se salen de su zona de confort.
Algunos consejos sobre cómo afrontar estos cambios son los siguientes:
Anticipar y prepara al niño/a de la nueva situación que se va a producir, siempre que sea posible.
Ayudarles a entender por qué se produce el cambio.
Intentar mantener la tranquilidad para que ellos vean que no hay de qué preocuparse, sino que hay que mantener la calma.
Preguntarles cómo se sienten, intentar que expresen sus sentimientos, solo si les apetece, tampoco debemos de forzar la situación.
Hacer que forme parte de los nuevos cambios, hacerles partícipes.
Mantener una actitud positiva.
Estar pendientes de sus reacciones y su forma de comportarse a raíz del cambio.
Pasar tiempo en familia, intentar compartir más momentos juntos.
Fomentar la relación con sus iguales, esto le ayudará a desconectar.