El ajedrez comenzó en la India y llegó a Europa cuando los musulmanes conquistaron la Península Ibérica. Poco a poco se han ido modificando sus reglas. Actualmente, cada jugador tiene 6 tipos de piezas, 1 rey, 1 reina, 2 alfiles, 2 caballos, 2 torres y 8 peones. En total en el tablero hay 32 piezas, 16 de color bancas y otras 16 de color negras.
Este juego ha ido introduciéndose en la educación poco a poco, desde hace décadas, forma parte del Plan Nacional de Estudios de Rusia, y aunque un poco más tarde, la Unión Europea también comenzó a introducir este juego en las aulas. En España podemos encontrar clases extraescolares de ajedrez e incluso algunos profesores comienzan a introducirlo como herramienta pedagógica.
Han sido muchos los estudios que han demostrado que el ajedrez es una buena herramienta para el desarrollo cognitivo de los/as niños/as. Por ejemplo, en un estudio alemán, los investigadores pudieron demostrar que los jugadores de ajedrez a la hora de realizar una jugada daban el mismo uso al hemisferio derecho e izquierdo del cerebro, ejercitando ambos a la vez. Otro de ellos, concluyó en que los/as niños/as que juegan al ajedrez tienen un coeficiente intelectual más elevado, y esto no quedó ahí, sino que también se demostró que jugar al ajedrez eleva el rendimiento en la lectura.
Por todo esto, se ha podido ir llegando a desarrollar una lista de beneficios que se puede obtener con la práctica del ajedrez:
Desarrollo de la memoria visual.
Aumento en la velocidad de cálculo.
Una mayor concentración y atención.
Mejora en la comunicación.
Mayor control en la toma de decisiones y resolución de problemas.
Mejora de la inteligencia tanto espacio-temporal como lógico-matemática.
Aumenta la creatividad.
Un aumento de la autoestima y el sentido del logro.
Incrementa la capacidad lectora.
“En el ajedrez como en la vida, siempre debemos buscar la manera de progresar, aunque haya que hacer sacrificios” Adan Gabriel
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